Entras a vivir en una casa nueva. Pero, ¿qué pasa? Que de repente, te das cuenta que tu nuevo hogar necesita una manita de pintura aquí, un derribo de pared allí, y quizás cambiar esas lámparas tan antiguas por unas modernas. ¿Y si esta casa fuera un símbolo de tu nueva relación de pareja?. Transformar a tu amor en el proyecto de la casa de tus sueños es un «no» rotundo en el manual del buen querer.
Aquí no hay quien viva (sin respeto)
Antes de nada, recordemos algo fundamental: tu pareja, antes de ser tu media naranja, es una persona. Sí, con sus manías, sus sueños a lo grande (o pequeños), sus «yo hago las cosas así» y sus mil y un matices que hacen que sea, bueno, ella o él. Querer cambiarle es como decir «te quiero, pero ajusta un poco el brillo, por favor». Y vamos, eso no es querer, eso es redecorar.
El dilema del Decorador Amoroso
Si algo no te cuadra, claro que puedes hablarlo. El diálogo es el WiFi del amor: sin él, nada funciona. Pero hay una gran diferencia entre «acompañar en el cambio» y presentarse con un plano de arquitecto diciendo «esto hay que reformarlo». Si te descubres pensando en un cambio de aires interior para tu pareja, es momento de parar y reflexionar. Porque, ¿quién quiere ser amado por sus potenciales «mejoras» y no por quién es realmente?
La convivencia, ese maravilloso viaje a lo desconocido, puede traer cambios. ¡Y eso es genial! Pero siempre desde el respeto mutuo, no desde un «cambia esto y aquello, y entonces sí que sí». Porque pedirle a alguien que sea digno de tu amor solo después de una remodelación espiritual es, cómo decirlo, un poco feo.
Si no encaja, no lo fuerces
Si algo de tu pareja no te va, está bien seguir caminando. El mundo está lleno de personas increíbles, y alguna tendrá un proyecto de vida que encaje con el tuyo como dos piezas de LEGO. Pero, pedirle a alguien que cambie a tu antojo es como intentar meter un elefante en una maleta de cabina: no va a pasar.
Amar de verdad es querer a la persona que tienes delante, no a una versión «mejorada». Es aceptar, valorar, y sí, a veces, crecer juntos, pero desde el cariño genuino, no desde un catálogo de interiorismo.
Recuerda, los proyectos de ciencia están bien para el colegio, pero en la vida real, lo que tenemos son
personas. Y si no estás listo para comprar lo que ves, quizás es mejor no sacarlo de la estantería.
¿Estás amando a la persona que está contigo o a una idea de lo que podría ser?
La próxima vez que mires a tu pareja, intenta verla con todo lo que es, no con todo lo que crees que debería ser.
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.