Y aquí seguimos, en este carrusel emocional llamado vida, donde un día nos sentimos capaces de mover montañas con la mente y, al siguiente, la montaña somos nosotros bajo las sábanas, moviéndonos lo justo para que Netflix no pregunte si seguimos viendo.
En esta esquina, con la capa de superhéroe de la productividad, el deseo de hacerlo TODO. Y en la otra, vestida de pijama y con una taza de café, la autodisciplina, esa heroína menos glamurosa pero igual de poderosa. Porque, admitámoslo, no es tan épico presumir de haber hecho solo una tarea de tu lista, ¿o sí? Ahí radica el quid de la cuestión: no se trata de cuántas casillas taches, sino de enfrentarte al dragón de «hoy no me da la gana» y salir victorioso.
La autodisciplina no vende películas, no protagoniza posters inspiracionales con atardeceres de fondo. Pero debería. Porque esa fuerza de voluntad para seguir adelante, incluso cuando la única motivación que tienes es la de cambiar de canal, es digna de una ovación. No importa si hoy has conquistado una tarea o cincuenta; el trofeo es para esa tenacidad de no rendirte ante la apatía.
¿Por qué madrugas? ¿Quién quieres ser en la vida?
Aquí viene el twist, la pregunta del millón: ¿para qué haces lo que haces? Si tus baterías están fallando más que el GPS en un túnel, tal vez sea porque has perdido de vista tu destino. Piensa en los padres madrugadores o en ese opositor con ojeras permanentes; tienen claro su porqué. Su combustible es ese futuro brillante al final del camino, ese sueño por el que vale la pena cualquier sacrificio.
Momento de mirarse al espejo y hacerse la gran pregunta: ¿qué versión de ti mismo estás decidido a ser? Si aún no tienes la respuesta, es hora de una expedición al corazón de tu ser. Pero, ojo, nada de autoengaños. Si no estás dispuesto a recorrer el camino, mejor no empezar la travesía. Sin embargo, si tu alma arde por alcanzar esas estrellas, prepárate para luchar contra tu propio «no tengo ganas» cada amanecer.
Esta saga de la autodisciplina no trata de heroísmos diarios ni de maratones de tareas. Se trata de saber que cada pequeño esfuerzo cuenta, que cada día es una oportunidad para ser un poco más tú, un poco más cerca de quien sueñas ser. No es la cantidad, sino la calidad de ese empuje lo que forja tu carácter.
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.
