EM Coaching Diario de un Coach Mi colección de cajas vacías

Mi colección de cajas vacías




Tengo en casa una colección de cajas vacías. No por gusto ni por coleccionismo, no creas. Las reformas son lo que tiene: cantidades industriales de cosas inservibles que van camino de la basura y que dejan como regalo final envoltorios y toda suerte de paquetería en tamaño y formato diverso. Un planazo para transportar.

Justo al coger una de esas cajas tuve un pensamiento inquietante «Tan grande y tan vacía«. Enorme, cuadrada, una señora mastodonte tamaño Maxi XXXL nada cómoda de transportar camino al contenedor más cercano. Solución? romper el problema. Disculpa, la caja quería decir. Unos minutos más tarde todas las señoras paquidermas estaban apiladas unas encima de otras en láminas unidas por la magia de la cinta americana.

Tan grande y tan vacía. Grande como el poliespan del que están hechas nuestras ideas, elefantes de cartón piedra, humo que se desvanece con el aire fresco. Y vacías, tremendamente vacías, porque una idea que no se convierte en acción es solamente un bonito sueño de verano (o pesadilla). Ahora, eso si, el volumen no hay quien se lo quite. Pesar no pesarán pero son un incordio para mover de un lado a otro.

A no ser que las rompas.
A no ser que decidas aplastarlas, separar cada cara y apilarlas una encima de otra.
A no ser que te des cuenta que parecen enormes, gigantescas y sin embargo vacías, sin fundamento, sin razón, basadas en nada, llenas de aire.

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