¿Te ha pasado alguna vez que tras atravesar una situación complicada miras atrás pasado el tiempo y te sientes agradecido por esa experiencia, por lo que aprendiste? Seguro que si pero ¿cuando te das cuenta? pues tras pasar por otra experiencia en el que lo aprendido cobra sentido para ti y ves que esas nuevas habilidades o capacidades nacen o se desarrollan justo de vivir ese momento complicado.
Hace un tiempo te hablé en El Mito de las Emociones de esa errónea etiqueta de «esto es bueno, esto es malo». Todas y cada una de ellas están ahí para ayudarte y darte información de lo que necesitas en ese momento, lo que nos mueve (emovere, emoción en latín).
El Taoísmo tiene una forma muy interesante de abordar las emociones desde la dualidad. Esto es algo que podemos experimentar fácilmente y que nos ayudará a entender cómo vivir cada emoción nos puede hacer profundizar en la del polo opuesto y en que la aceptación de ambas es esencial para la armonía emocional. Te pongo algunos ejemplos:
La apreciación de la vida a menudo se profundiza al reconocer su transitoriedad (aceptamos el miedo a morir y justo por eso apreciamos la vida). ¿No te recuerda esto a la visualización negativa de los estoicos?
Aprender a equilibrar amor y odio transforma a este último en comprensión lo que fortalece la conexión emocional.
La felicidad cobra significado en contraste con la tristeza. Apreciamos más la alegría porque hemos experimentado tristeza. Osho habla incluso de «celebrar la tristeza» explorando la profundidad que esta le da a la alegría.
Pero hay más ejemplos de dualidad fuera del campo directo de las emociones en el vemos la complementariedad, lo que los taoistas llaman «ser- no ser».
La dualidad del silencio y el sonido es evidente en la música. La apreciación de la melodía y la armonía se basa en la relación entre los sonidos y los silencios que los rodean.
El éxito y el fracaso son conceptos relativos que coexisten. Un logro puede ser significativo porque contrasta con momentos de dificultad y desafío. El fracaso también puede ser un maestro que guía hacia el crecimiento y el aprendizaje.
En la naturaleza, las estaciones del año representan la dualidad de crecimiento y decadencia. La primavera trae el crecimiento de las plantas, mientras que el otoño representa la decadencia. Ambos son esenciales para el ciclo vital.
La comprensión y la aceptación de estas dualidades pueden llevar a una vida más equilibrada y armoniosa, según el Tao Te Ching.
«El blanco no puede existir sin el negro, y el negro no puede existir sin el blanco. Son opuestos pero están interconectados, y juntos forman la dualidad de la existencia.» (Lao Tse)
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.
