Me siento como si tuviera un nudo en la garganta que no me deja respirar. Estoy atrapado en esta situación. Tengo la cabeza dando vueltas como una lavadora. El tiempo pasa a cámara lenta...
Las metáforas no son solo herramientas literarias; tienen un impacto profundo en cómo percibimos y entendemos el mundo. Thibodeau y Boroditsky investigaron cómo el usar diferentes metáforas en la descripción de la criminalidad de una ciudad afectaba a la manera en que el problema era percibido y cómo cambiaban las soluciones que se estimaban más adecuadas.
La metáfora y su impacto
El estudio presentó a dos grupos descripciones de la criminalidad en una ciudad ficticia. Aunque el contenido era el mismo, se utilizó una metáfora diferente para cada grupo.
Uno describió el crimen como una «bestia salvaje» acechando la ciudad, mientras que el otro lo presentó como un «virus» infectando la ciudad.
Estas metáforas no eran meras decoraciones lingüísticas. El objetivo era comprobar hasta que punto el uso de uno u otra metáfora era capaz de guiar cómo cada grupo pensaba sobre el crimen y sus posibles soluciones.
Metáfora de la Bestia Salvaje
El grupo que recibió la metáfora de la «bestia salvaje» tendió a proponer soluciones más punitivas y agresivas. Hablaban de «cazar» o «luchar» contra el crimen y apoyaban políticas como el aumento de la fuerza policial o medidas más estrictas. Esta metáfora evocó una sensación de urgencia y peligro, impulsando respuestas que se centraban en el control y la contención.
Metáfora del Virus
Por otro lado, el grupo que leyó sobre el crimen como un «virus» sugirió soluciones más preventivas y reformistas. Hablaban de «curar» o «tratar» el problema y favorecían enfoques como programas de educación y rehabilitación. Esta metáfora generó una percepción del crimen como un problema sistémico, que requería una solución más integral y centrada en las causas subyacentes.
El Poder de Elegir nuestras Palabras
Las palabras son herramientas poderosas que pueden dar forma (para bien o para mal) a tu realidad. Este estudio subraya la importancia de ser consciente de las palabras que eliges, especialmente cuando describes y abordas problemas complejos. Al seleccionar cuidadosamente el lenguaje, tienes la capacidad de influir en la comprensión y las soluciones que entiendes disponibles para estos problemas.
Vuelve a echar un vistazo a las frases con las que comenzaba el artículo. Aunque están descontextualizadas sí que podemos hacernos una idea de que no solo describen una experiencia emocional sino que de alguna forma pueden influir en como la persona que la ha dicho percibe y reacciona a sus circunstancias.
«Estoy atrapado en esta situación»
¿Podría ser una manera de expresar (o predisponerse a sentir) su impotencia frente a lo sucedido?. ¿No es una manera de resignarse? ¿Qué pasaría si usara otra palabra como «encrucijada, cruce de caminos, pasillo de puertas»? ¿Cambiaría la percepción que tiene del problema? ¿Y de las soluciones disponibles?
«Tengo la cabeza dando vueltas como una lavadora»
Suena a caos, a desorganización, a todo está muy loco y no puedo hacer nada hasta que termine el programa de lavado. Pero un puzzle también es caótico y desorganizado al principio. ¿Cambiaría la percepción y las posibles soluciones si dijera «Tengo la cabeza como un puzzle recién abierto»?
«El tiempo pasa a cámara lenta»
¿Podría esta percepción alterada del tiempo afectar a la capacidad para actuar con eficacia y urgencia? ¿Quién tiene el mando a distancia? ¿Quién controla la película que estamos viendo en nuestra mente?.
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.
